Vác

Ubicada al borde del Río Danubio al norte de la capital, Vác sigue siendo una ciudad barroca con un ambiente episcopal, debido a la influencia de la Diócesis de Vác durante su historia milenaria. Un paseo a las orillas del río, una visita a sus numerosas galerías de arte y a sus museos, o un buceo en su vida cultural exuberante ofrecen una experiencia inolvidable a los visitantes. Sus edificios pintorescos atestiguan la historia turbulenta de esta comunidad católica.

Además de ubicarse en un paisaje maravilloso Vác está dotada con condiciones naturales muy favorables, que se traduce en el asentamiento de pueblos en la región desde hace milenios. Al otro lado del Danubio yacen las moñtanas del Pilis y en su patio trasero surge el Naszály, la rama más oriental de la Cordillera Central-Septentrional. Asimismo se encuentran muy cerca las montañas de Börzsöny, un lugar ideal para los aficionados del senderismo y de la naturaleza. Al sur de la ciudad empiezan los prados de la llanura, que caracteriza gran parte del paisaje del oriente del país. Hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, cuando el Tratado de Trianon desmembró Hungría, Vác era el límite meridional de Felvidék (franja norteña de la Hungría histórica).

Las primeras alusiones de la existencia de una población datan del siglo XI, documentadas en la carta de fundación de la abadía de Garamszentbenedek. La abadía de Vác fue fundada por el rey Esteban I, mientras la catedral se erigió durante el reino de Géza I que después de su muerte fue enterrado allí en 1077. Desde entonces la iglesia iba desempeñando un papel decisivo en la vida de la ciudad, cuyo primer hombre siempre era el obispo que dirigía todos los aspectos de la vida económica y cultural del pueblo.

A lo largo del siglos XIII-XIV Vác se situó aún más cerca de la capital de la Hungría medieval. En aquel entonces Visegrád, en la otra costa del río, era la sede central del Reino Húngaro. La situación central de Vác contribuyó a su prosperidad durante este periodo, sin embargo, llevó consigo la desventaja de estar en el eje de las tormentas de la historia, como la invasión de los tártaros en el siglo XIII. Los invasores prendieron fuego a la capilla del castillo y a los edificios de las cortes episcopales donde se hallaron numerosos refugiados. Después del retiro de los mongoles el rey Adalberto IV comenzó la reconstrucción, invitando colonos desde las regiones del Sur de Alemaña para la repoblación de la ciudad en ruinas. Ellos se establecieron un poco más al norte del centro de la ciudad de la época, en la parte que hoy es la plaza mayor.

A lo largo de los siglos XIV y XV Vác experimentó un florecimiento cultural fuerte, gracias a la labor del obispo humanista, Nicolás Báthory, que invitó a arquitectos, escultores y pintores de gran renombre a la ciudad. La prosperidad y la paz fueron interrumpidas por las guerras sangrientas contra los turcos y por la siguiente ocupación otomana de la ciudad hasta el año 1686.

El renacimiento de la comunidad se retrasó varias décadas por la guerra de independencia liderada por Rákóczi en 1703, y por el incendio que devastó la ciudad no mucho más tarde. Por lo tanto, el aspecto barroco de sus casas y calles llegó a desarrollarse durante la segunda mitad del siglo XVIII. Los obispos más influyentes de la época fueron Cristóbal Migazzi y Miguel Althann, que no solamente potenciaron el desarrollo de la ciudad con sus enormes riquezas sino también con su excelente gusto arquitectónico. De ahí que surgió el refrán “rico como el obispo de Vác.”

Cristóbal Migazzi, además de ser el arzobispo y cardenal de Viena se quedó con la Diócesis de Vác, lo que, según las crónicas, le suministró más del doble de ingresos que el arzobispado de Viena.

La Catedral de Vác

La catedral que celebra mil años de história es un sitio que no se lo puede perder el turista. Los murales del cimborrio son obras de Maulbertsch, del siglo XVIII. Las otras pinturas de la catedral asimismo pertenecen a las obras maestras del arte húngaro.

La Iglesia de los Blancos

Su nombre, Iglesia Dominicana, o su apodo más conocido, la Iglesia de los Blancos, toma su nombre del vestido blanco que llevaron los frailes dominicanos. Yacimientos arqueológicos de altísimo valor fueron descubiertos en sus criptas durante las reconstrucciones de los años 90. Entre ellos unos 300 ataudes de 170-270 años de antigüedad, en los cuales, para sorpresa de los científicos, yacían cuerpos momificados de manera natural en vez de esqueletos. Los cadáveres estaban en estado perfecto de momificación, cuyo pasado enigmático es objeto de investigación hasta hoy.

El Arco de Triunfo

El Obispo Migazzi mandó construir el único Arco de Triunfo del país para conmemorar la visita de la Reina María Teresa en 1764. Sin embargo, la monarca no ocultó su recelo al recibir el extraordinario regalo, mandando a su cochero que esquivara el monumento de piedra en vez de pasar por debajo. A pesar de eso, el monumento sigue resistiendo las adversidades del tiempo y todo el que se atreva puede pasar por debajo de su arco.